Nuestro promotor es un profesional con formación en economía, que pertenece a una familia con larga experiencia en la agricultura, propietaria de una explotación media de olivos y cereales. Mientras trabaja en Madrid en una empresa multinacional, su padre, de avanzada edad, cae enfermo, situación que le dificulta seguir dedicándose a la agricultura. Por este motivo, nuestro promotor decide dejar su trabajo para hacerse cargo del negocio familiar.
Desde el principio, nuestro promotor se encontró solo, con la única ayuda de su capataz. El proceso de adaptación fue complicado, estando acostumbrado a planificar y trabajar en equipos muy profesionales, se encuentra sobre el terreno con unas condiciones inciertas y teniendo que adaptarse continuamente a nuevas situaciones.
Desde el principio muestra una total falta de conocimientos técnicos, no sabe cuándo hay que realizar las tareas, desconoce las características de la explotación, la importancia de los riegos y cómo planificarlos, desconoce los productos nutricionales y fitosanitarios, así como los procesos de comercialización y negociación con proveedores.
En estas primeras etapas se encuentra perdido, frustrado, y tiene que delegar muchas de las decisiones en los trabajadores, que le ayudan basándose en cómo se han hecho siempre las cosas. Nuestro promotor intenta aprender, pero la necesidad de adaptarse hace que no entienda del todo las rutinas y los procesos. Nuestro promotor percibe que cada año es diferente, que los proveedores le proporcionan información contradictoria, y acaba por no entender qué criterios debe aplicar en su toma de decisiones. Todo ello acaba frustrándole, provocándole estrés y confusión permanente.
Un día, hablando con otro joven agricultor, le cuenta que asistió durante dos años a la escuela de Formación Profesional de Marmolejo, obteniendo el título de Técnico Superior Agrícola. Nuestro promotor ve a este compañero como una persona preparada y con las ideas claras, y desde entonces no ha dejado de pensar si la formación podría ayudarle a resolver su desconcierto. Piensa que dedicar dos años y compaginar trabajo y formación va a ser complejo. Sin embargo, prefiere asumir este trabajo extra antes que continuar con la situación en la que se encuentra. Así que decide matricularse en Marmolejo al año siguiente e iniciar un proceso de formación que debe proporcionarle los conocimientos, habilidades y destrezas para gestionar la explotación según su propio criterio.