Siendo el mayor de tres hermanos, el granjero se vio atrapado en su papel de sucesor en la granja por el trágico suceso de la muerte en el granero del padre. En 18 años transcurridos desde entonces, la carga y la responsabilidad diarias fueron en aumento.
Hasta hace unos años, la madre del agricultor seguía participando plenamente como mano de obra. Sin embargo, cada vez era menos capaz de ayudar debido a limitaciones físicas y enfermedades.
La consecuencia con el agricultor fue – «sólo yo siempre tengo que hacer siempre todo – sólo, por mi cuenta».
La situación en la granja empeoró. También resultó que el granjero pegaba a su hermano menor a pesar de que éste le ayudaba en la granja.
Cuando el agricultor tenía 28 años, fundó una cooperativa con su madre. Hasta entonces, la granja había pertenecido sólo a la madre. Se pagó a los hermanos y todo se escrituró.
Debido a los pagos efectuados a los dos hermanos durante 2 años, la situación en el seno de la familia también se volvió cada vez más tensa.
La impotencia, la soledad surgían cada vez más.
La distancia con los hermanos era cada vez mayor, y la cooperación con la madre no era la mejor idea. No se trataba de un traspaso total, que también estaba vinculado a las necesidades financieras de la generación de más edad.
Debido a la carga constante del trabajo diario y al hecho de que su madre está físicamente débil y sus hermanos están construyendo sus propias vidas, el granjero se siente solo no sólo dentro del trabajo agrícola, sino personal y socialmente.