Hablar de los problemas de salud mental es algo valiente y un paso importante para preservar el bienestar emocional de los agricultores, en cuyas vidas hay multitud de problemáticas inherentes a su profesión. Las conversaciones en este sentido pueden ser especialmente complicadas, de ahí que sean el contenido principal de este módulo, en el que aprenderá a abordar la cuestión de una manera comprensiva y efectiva.
Mediante ocho consejos prácticos y ejemplos concretos, ahondaremos en cómo demostrar comprensión y empatía. Además, tendrá la oportunidad de practicar la escucha activa y sin prejuicios para brindar el mejor apoyo posible. Asimismo, hablaremos de la importancia de respetar la confidencialidad y la privacidad, fomentar la autonomía y facilitar información útil en materia de salud mental.
Al final de este módulo, estará en mejor disposición para ayudar a otros agricultores que puedan estar sufriendo problemas de salud mental y contribuir a generar un entorno en el que se sientan comprendidos y apoyados. Empecemos por aprender a hablar de este tema de una manera efectiva y comprensiva.
Hablar de los problemas de salud mental con otros agricultores o con gente cercana a usted puede ser complicado. La empatía es la clave. Imagine que un amigo le comenta que está muy agobiado por el estrés de la cosecha. En lugar de juzgarle, conviene que seamos comprensivos.
Podemos decirle algo como: «Sé que es difícil. ¿Cómo te puedo ayudar?». Podemos plantear el tema a partir de lo que nos preocupa: «Me preocupa tu…», «Me preocupa que hayas dicho que…».
Podemos hablar de nuestras propias experiencias, aunque es importante no copar la conversación y hacer que gire en torno a nosotros.
A la persona con la que estamos hablando le puede tranquilizar escuchar nuestras experiencias. En cualquier caso, es importante recordar que debemos sentirnos cómodos al compartir dichas experiencias y que no debemos centrarnos en nosotros. Debemos procurar prestarle a esa persona toda nuestra atención; es decir, que sea sobre ella sobre quien gire la conversación.
Cuando alguien comparte sus problemas de salud mental, es muy importante la escucha activa. Haga preguntas abiertas para propiciar que la otra persona hable. Puede preguntarle, por ejemplo, qué es lo que le preocupa últimamente. Se deben evitar juicios de valor como «Eso no tiene importancia» o «No hay que preocuparse tanto». Hay que mostrar un interés sincero y respetar el espacio emocional y las preocupaciones del otro.
Aceptemos que no siempre hay una respuesta correcta para cada cuestión. Al mismo tiempo, puede hacer preguntas sobre la inquietud o la situación preocupante, incluso si no sabe exactamente qué hacer. No sería mala idea, por otro lado, pensar en alguien más que pudiera ayudar al agricultor.
En lugar de limitarnos a decir «Si necesitas algo, dímelo», es importante ofrecer ayuda concreta para que la persona sepa que le escucha y que le importa. Por ejemplo, algo como «Puedo encargarme de tu campo para que descanses un poco» demuestra compromiso. La concreción puede favorecer que la persona acepte la ayuda. No obstante, si hace un ofrecimiento de este tipo, asegúrese de que está en disposición de ayudar.
No prometa nada que no pueda cumplir. Si no tiene los recursos para un apoyo práctico, piense en alguien que pueda ofrecer dicho apoyo y, si hace falta, ayude al agricultor a ponerse en contacto con esa persona. Sin embargo, recuerde que recomendar contactos externos solo debe hacerse con el consentimiento del agricultor.
Atender a alguien con problemas de salud mental puede desgastar mucho. Aprenda a reconocer sus propios límites y busque ayuda para usted también. Decir algo como «Necesito descansar, ¿podrías hablar con un profesional?» es legítimo y demuestra responsabilidad.
Es importante respetar la privacidad y la confidencialidad de la persona que comparte sus problemas de salud mental. Procure que se sienta cómoda hablando con usted. Podría decirle algo como «Lo que me cuentes, se queda entre nosotros». Respetar su confidencialidad favorece que la persona se abra.
Sin embargo, si se trata de una situación en la que la otra persona le cuenta que ha pensado en suicidarse o hacerse daño, es necesario explicarle que no puede quedarse de brazos cruzados y que es necesario que los dos vayan a hablar con un profesional.
Evite dar consejos si no se los piden u ofrecer soluciones simplistas como «Sé feliz y ya está». En vez de eso, pregunte qué se podría hacer para abordar el problema. Por ejemplo, preguntar algo como «¿Has pensado en alguna manera de solucionar esto?» fomenta la reflexión y la autonomía.
Facilitar información sobre salud mental puede ser útil. Comparta recursos basados en evidencias que estén respaldados por organizaciones internacionales o nacionales de prestigio en el campo de la salud mental. Puede incluir sitios web con información fiable. Un ejemplo podría ser: «He encontrado este proyecto europeo sobre salud mental en la agricultura, ¿quieres consultarlo?». También sería conveniente tener a mano literatura sobre este tema que pueda compartir con la persona.
Después de hablar con la persona, manténgase en contacto con ella de manera periódica. Enviarle un mensaje para ver cómo sigue, algo como «Estaba pensando en ti, ¿cómo te ha ido el día (o la semana)?», demuestra interés y que piensa seguir ayudando a esa persona. Si acuerda con esa persona que estará pendiente de ella, es importante que mantenga el compromiso, por lo que debe asegurarse de que está en disposición de hacerlo.
En el sector agrícola, que implica muchas horas de trabajo y pasar mucho tiempo en soledad, el apoyo social informal desempeña un papel fundamental a la hora de reconocer los problemas de salud mental. La comunidad agrícola puede brindar un importante apoyo social a través de reuniones comunitarias, pubs rurales, ferias agrícolas, amigos o familiares. Compartir experiencias y preocupaciones en estos entornos puede ayudar a conocer qué problemáticas tiene que afrontar algún miembro de la comunidad y, de esta manera, evitar que empeoren sus problemas de salud mental. Si se cuenta con una red de apoyo sólida, se puede contribuir a un mayor bienestar social en la agricultura.
Asimismo, participar en actividades culturales puede tener efectos favorables para la salud y la prevención de enfermedades mentales. Dichas actividades podrían incluir la música, el teatro, la danza o la lectura, entre otras muchas. Participar en ellas puede mejorar la salud en general, brindarnos satisfacción respecto a nuestras vidas y reducir los niveles de ansiedad y depresión. Por otro lado, refuerzan los lazos de la comunidad, mejoran las habilidades de liderazgo y motivan a la gente a asumir nuevos roles dentro su comunidad.
¿Qué pasos se pueden dar respecto a esta cuestión para estar en consonancia con los «cinco caminos hacia el bienestar»?
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