Al ser designado en su papel de sucesor de la granja por el trágico suceso de la muerte del padre en el granero, cuando el granjero aún tenía sólo 12 años, se produjo una situación llena de designación, presión en la granja familiar. Debido a los pagos que debía hacer a los dos hermanos, tras hacerse cargo, la situación en la familia se volvió cada vez más tensa.

Tras la construcción del establo lechero, que ya supuso un reto, nació el primer hijo. La situación de la vivienda se hizo aún más estrecha y apretada.

Este caso cuenta la historia de un nuevo agricultor que se traslada al campo con su familia para hacer realidad su sueño. Las exigencias del negocio, su carga de trabajo y una grave enfermedad de su hijo, acaban afectando a su relación, desembocando en el divorcio.

Tras muchos sucesos mortales en rápida sucesión, surgió una enorme presión que propició una acción conjunta extraordinariamente positiva. Las mujeres del pueblo y de la región dieron un paso al frente, para responder y emprender acciones significativas.