Herramientas de prevención
Herramienta 1

Retos en términos de salud mental y reducción del estigma

Introducción

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que «la salud mental es más que la ausencia de trastornos mentales» y la considera una «parte integral de la salud; de hecho, no hay salud sin salud mental». La Constitución de la OMS establece que «la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Esto implica que la salud mental es más que la mera ausencia de trastornos mentales o discapacidades. Es un elemento integral y esencial de la salud.

La OMS define la salud mental como «un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y puede aportar algo a su comunidad».

Por lo tanto, la salud mental viene determinada por una serie de factores socioeconómicos, biológicos y ambientales.

Este módulo ofrece información general sobre tres de los problemas de salud mental más comunes ―la depresión, el estrés y la ansiedad― y sobre cómo afrontar el estigma y la recuperación.

Es importante fomentar una cultura de franqueza y apoyo en torno a la salud mental en la comunidad agrícola. Lograr que los agricultores prioricen su salud mental y su bienestar y que establezcan redes y conexiones sociales son pasos muy importantes para abordar el estrés, la ansiedad y la deficiente salud mental que pueden darse en el gremio.

AVISO: Los recursos de FARMRes tienen como fin facilitar información general y no sustituyen al asesoramiento, al diagnóstico ni al tratamiento médico por parte de profesionales.

Capítulos

La depresión es un problema de salud mental que conlleva un estado de ánimo bajo o la pérdida de interés y disfrute respecto a su trabajo, sus actividades u otras cosas de las que disfruta normalmente. Asimismo, puede provocar cambios en su manera de pensar, sentir o comportarse.

Conviene tener presente que los síntomas que puede experimentar quizá varíen. No solo eso, sino que también puede variar la intensidad de lo que siente, cuánto dura y cuánto le afecta en su vida diaria.

Si padece lo que se entiende como una depresión leve, es posible que tenga un estado de ánimo bajo y, sin embargo, pueda continuar con su rutina y su trabajo diarios. Probablemente sienta que todo se le hace más cuesta arriba y que tiene menos sentido. Es como una lucha constante, ya que no es extraño que los agricultores nos sintamos sobrepasados, estresados o ansiosos. A lo largo de la siguiente sección ahondaremos con usted en cómo las dificultades del trabajo agrícola pueden minar la salud mental y también hablaremos de cómo afrontar el injusto estigma asociado a los problemas de salud mental.

Bajo estado de ánimo y depresión

Cualquiera puede pasar por momentos en los que el estado de ánimo sea bajo. Podemos sentirnos tristes o hartos de todo. Por lo general, dichos sentimientos llegan y, con el tiempo, se pasan. Siempre hay un motivo detrás de los estados de ánimo bajos y después podemos seguir con nuestra vida de manera normal.

Sin embargo, esto puede derivar en depresión si tales sentimientos empeoran y se vuelven tan intensos que interfieren con la vida diaria, o si se prolongan durante semanas o meses. Los síntomas de la depresión son muchos y cada persona lo vive de una forma distinta.

Qué puede sentir:

  • desánimo, malestar o ganas de llorar;
  • inquietud, agitación o irritabilidad;
  • culpa, sensación de inutilidad, autocrítica severa;
  • aislamiento e incapacidad para conectar con otra gente;
  • enfado o frustración por cosas poco importantes;
  • falta de confianza y autoestima;
  • desesperanza y desesperación;
  • sensación permanente de cansancio.

Cómo puede comportarse:

  • evitación de eventos y actividades sociales de los que disfruta en condiciones normales;
  • conductas autolesivas o suicidas;
  • dificultad para hablar, pensar con claridad o tomar decisiones;
  • pérdida de interés en el sexo;
  • dificultad para recordar o concentrarse;
  • mayor consumo de lo habitual de tabaco, alcohol u otras drogas;
  • dificultad para dormir o dormir demasiado;
  • falta de apetito y pérdida de peso o comer más de lo habitual y ganar peso;
  • dolores físicos sin una causa aparente.

Lea este testimonio para entender mejor lo anterior: George Graham

La agricultura es un trabajo y, normalmente, el lugar de trabajo de los agricultores se encuentra muy cerca de su hogar, lo que implica que nunca lleguen a desconectar demasiado de su entorno de trabajo. En tal escenario, es complicado que un agricultor pueda quitarse de la cabeza el trabajo.

La agricultura conlleva factores estresantes inherentes, como los que tienen que ver con la familia, las muchas horas de trabajo, las presiones económicas, la climatología o cumplir con las regulaciones. Además, a nivel personal, las relaciones familiares o el aislamiento social diario tienen también efectos sobre la rutina de trabajo de los agricultores. Asimismo, hay acontecimientos externos sobre los que tienen poco o ningún control; desde la inflación, la volatilidad de los patrones climáticos o los desastres naturales hasta acontecimientos internacionales, como por ejemplo la guerra de Ucrania y su importante incidencia en los productos básicos de los que dependen los agricultores: los precios del petróleo y los cereales, la comida de los animales o los fertilizantes.

¿Qué es el estrés?

El estrés se puede definir como cualquier tipo de cambio que provoque tensión mental, física y emocional. Es la respuesta del cuerpo a cualquier situación que requiera una atención o una acción inmediatas. Ser conscientes de cómo respondemos ante el estrés puede ser decisivo para nuestra salud mentar y nuestro bienestar.

Básicamente, el estrés es la respuesta de nuestro cuerpo ante las presiones que implican ciertos sucesos o situaciones de la vida. El estrés es una respuesta natural ante situaciones complejas o acontecimientos de la vida. Ya hemos hablado de muchos de ellos en la introducción y, de hecho, es una reacción necesaria. No obstante, cuando el estrés nos sobrepasa, entonces afecta a nuestra capacidad para gestionarlo adecuadamente. Puede ser muy angustioso y hacernos sentir que tenemos poco o nada de control sobre la situación; nos sentiremos cansados, exhaustos, sin fuerzas y nuestro estado de ánimo empeorará. El estrés puede afectarnos tanto física como emocionalmente y con diferentes intensidades.

Como han demostrado las investigaciones, el estrés puede ser positivo, dado que nos hace estar más alerta y nos lleva a ser más resolutivos en según qué situaciones. No obstante, el estrés solo es beneficioso si dura poco. Un estrés excesivo y prolongado puede provocar enfermedades, como problemas de corazón, o trastornos mentales como la ansiedad o la depresión. Además, se asocia con muchos accidentes en el ámbito agrícola provocados por trabajar en situaciones estresantes.

La ansiedad es uno de los problemas de salud mental más comunes en todo el mundo.

Todos hemos sufrido ansiedad en algún momento de nuestras vidas. Es normal sentir ansiedad en situaciones cotidianas. Unos ciertos niveles de ansiedad, como sucede con el estrés, no son necesariamente negativos. Sin embargo, si la ansiedad es excesiva y persiste puede volverse muy angustiante y apuntar a problemas más graves que conduzcan, por ejemplo, a una depresión.

¿Qué es la ansiedad?

El término «ansiedad» tiende a emplearse para describir un estado de preocupación o cuando el miedo persiste y no desaparece con el tiempo. La ansiedad es un tipo de miedo que normalmente va asociado a algo que percibimos como una amenaza o a cosas que puedan salir mal en el futuro, aunque también puede provocarlo algo que esté sucediendo en el presente. A diferencia del miedo en sí, que es una respuesta ante un peligro inminente, la ansiedad es una sensación constante de preocupación que a veces no tiene un origen concreto. La ansiedad se da cuando nos sentimos sobrepasados por el miedo y deseamos evitar situaciones que pueden ponernos ansiosos.

Romper ese círculo vicioso no es fácil, aunque hay maneras positivas de sobrellevarlo de modo que no impida llevar una vida plena. En muchos casos, la ansiedad desaparece tan rápido como llegó; pero en otros puede ser un problema más serio que se prolongue en el tiempo.

Los síntomas de ansiedad pueden durar mucho tiempo o ser intermitentes. Puede que le cueste lidiar con las cosas cotidianas de su vida, como por ejemplo:

  • cuidarse;
  • conservar un trabajo;
  • empezar o mantener una relación;
  • probar cosas nuevas;
  • disfrutar de su tiempo libre.

La ansiedad puede convertir las labores agrícolas en algo particularmente difícil y complicado, debido a sentimientos que se han descrito como una preocupación y un miedo muy intensos, frecuentes y persistentes en relación con situaciones cotidianas. Dichos sentimientos tan persistentes afectarán a las labores agrícolas normales del día a día e interferirán con ellas.

He aquí algunos de los síntomas más comunes de la ansiedad:

  • miedo y preocupación excesivos;
  • boca seca;
  • tensión muscular;
  • náuseas;
  • ritmo cardíaco irregular;
  • dificultad para dormir.

El estigma asociado a los problemas de salud mental en la comunidad agrícola es complejo y tiene una dimensión importante. Se deriva de una combinación de factores culturales, económicos y sociales que contribuyen a un conjunto muy particular de problemáticas que han de enfrentar los agricultores y que colaboran a que eviten hablar de sus problemas de salud mental. Dicho estigma se pone de relieve en cuestiones muy relevantes que afectan a los agricultores y de las que hablaremos a continuación.

Estigma histórico y tradición: tradicionalmente, la agricultura se ha considerado una ocupación dura y propia de personas curtidas en la que se valora mucho la fortaleza mental y física. Semejante perspectiva histórica puede perpetuar la idea de que admitir los problemas de salud mental es la antítesis de la identidad de un agricultor.

Estereotipos masculinos tradicionales: en las comunidades agrícolas puede existir una sensación predominante de sexismo, por lo que la vulnerabilidad emocional a menudo se considera un signo de debilidad. Esto puede generar reticencias a la hora de reconocer o hablar de los problemas de salud mental y las dificultades personales.

Cultura rural y autosuficiencia: las comunidades agrícolas suelen poseer un fuerte sentido de autosuficiencia e independencia. Los problemas de salud mental pueden verse como un signo de debilidad o una incapacidad para hacer frente a las exigencias de dicho estilo de vida. Esta norma cultural puede disuadir a los agricultores de buscar ayuda.

Aislamiento y soledad: la agricultura puede ser una ocupación que propicie el aislamiento, dadas las muchas horas de trabajo que es necesario dedicar a las labores agrícolas. Dicho aislamiento puede provocar sentimientos de soledad y empeorar los problemas de salud mental existentes. Además, la falta de interacción social puede dificultar que los agricultores se den cuenta de si ellos o sus compañeros tienen problemas.

Incertidumbre y presiones económicas: como ya hemos señalado, la agricultura tiene a ser, por naturaleza, muy impredecible. Lo cambiante de las circunstancias, como hemos mencionado anteriormente, pueden dar lugar a niveles importantes de estrés y ansiedad. Buscar ayuda para los problemas de salud mental debidos a unas circunstancias tan precarias puede suponer otra carga, por lo que es mejor evitarlo.

Falta de acceso a los servicios: la falta de servicios de salud mental accesibles puede dificultar que los agricultores reciban la ayuda que necesitan en momentos de crisis. Las zonas rurales suelen tener un acceso limitado a los recursos de salud mental, en comparación con las zonas urbanas. Puede que haya menos profesionales de la salud mental, centros de tratamiento y grupos de apoyo disponibles.

Falta de concienciación y educación: en algunos casos, puede haber poca concienciación y comprensión de los problemas de salud mental en las comunidades agrícolas. Tales deficiencias en la educación pueden llevar a conceptos erróneos y a que no se reconozca cuándo se necesita ayuda. Para abordar el estigma asociado a la salud mental en las comunidades agrícolas hace falta un enfoque multifacético.

Abordar el estigma y los problemas de salud mental

Si se abordan los factores anteriores, es posible reducir el estigma asociado a la salud mental en la agricultura. Para ello, es importante contar con los siguientes recursos:

Educación y concienciación: es crucial proporcionar educación sobre la salud mental, su prevalencia y los recursos disponibles. Esto puede ayudar a acabar con los conceptos erróneos y fomentar que se hable con franqueza del tema.

Redes de apoyo: instar a los agricultores a estar en contacto y ayudarse mutuamente ayudará a prevenir el aislamiento y la soledad.

Fomento de la resiliencia y de las estrategias de afrontamiento: dotar a los agricultores de mecanismos de afrontamiento eficaces para gestionar el estrés y la incertidumbre es importante para gozar de una buena salud mental.

Abogar por la defensa de la salud mental: las figuras influyentes, los líderes agrícolas y aquellas personas consideradas como ejemplos a seguir pueden desempeñar un papel importante en la reducción del estigma si hablan de manera abierta sobre los problemas de salud mental.

¿Qué pasos se pueden dar respecto a esta cuestión para estar en consonancia con los «cinco caminos hacia el bienestar»?
Ejemplos sencillos de hábitos beneficiosos para los agricultores

Conectar

La interacción social y sentirse valorados por otras personas son necesidades humanas fundamentales. Puede ser difícil establecer conexiones sociales de manera regular al margen de la vida agrícola, por lo que tal vez le convenga dedicar tiempo a socializar como mejor se adapte a sus necesidades.

Quedar para tomar un café, dar un paseo o charlar con un vecino pueden ser excelentes opciones en este sentido, o también dedicarse al voluntariado en su comunidad, ya que es una buena forma de conocer gente.

Ser activos

Incorpore la actividad física a su rutina, ya que puede ser decisivo para mejorar el estado de ánimo. La actividad física regular se asocia con tasas más bajas de depresión, estrés y ansiedad. Favorece la salud física y mental, así como el bienestar.

Si hablamos del contexto agrícola, no sería mala idea hacer de vez en cuando a pie los trayectos que se suelen hacer en vehículo. Hay un amplio consenso respecto a que realizar ejercicio periódicamente libera endorfinas, lo que hace que estemos más despiertos, que tengamos más energía y que nos sintamos más capaces de afrontar los problemas. También sería positivo realizar actividades fuera del campo, como apuntarse a un club de ciclismo o a un equipo de fútbol o buscar alguna actividad en interiores organizada por clubes deportivos locales.

Prestar atención

Preste atención a cómo se siente tanto física como mentalmente. Un exceso de trabajo puede dar lugar a sobrecarga física y mental, lo cual derivará en agotamiento y desgaste. Lo más conveniente para salir de ese bucle es pararse, reflexionar y tomar conciencia de lo generosa que es la naturaleza que nos rodea, de los sonidos de los animales al pastar, de los pájaros o de la belleza del campo. Regalarnos estos momentos de autocuidado nos puede ayudar a relajarnos y a sentir que tenemos el control de la situación.

Continuar aprendiendo

Interesarse por todo tipo de cuestiones, tengan o no que ver con el campo, es beneficioso para el cuerpo y la mente. Aprender otras prácticas agrícolas nos mantiene motivados y activos.

Es importante para la autoestima no dejar pasar nuevas oportunidades y experiencias. Consulte los programas locales de educación para adultos y vea lo que ofrecen. Apuntarse a clases para adultos es, además, una oportunidad de hacer nuevos amigos y socializar.

En las bibliotecas locales hay mucha información y organizan charlas comunitarias sobre todo tipo de temas, aunque también se puede aprender en Internet.

Dar

El simple acto de darnos a los demás es importante y beneficioso, ya que el reconocimiento y la gratitud que recibimos nos hace sentir mejor. Es muy edificante que nuestro tiempo, nuestros consejos y nuestros actos beneficien a los demás. Es como una endorfina emocional que genera sentimientos positivos y nos da energía. Podemos hacer esto ayudando a un vecino que lo esté pasando mal, escuchándole y ofreciéndole nuestra amistad.

En cualquier caso, no deje de lado el autocuidado y la autocompasión. Dedique un momento a parar y reflexionar sobre sus propias necesidades y regálese tiempo de calidad para hacer aquello que le gusta. No es egoísta hacer esto.